El alcance de la devastación causada por un terremoto y un tsunami en la isla indonesia de Sulawesi fue más claro el martes mientras cuando los rescatistas ingresaron a áreas remotas, que estuvieron inaccesibles durante más de tres días.

Los funcionarios temen que la cifra de muertos se incremente a miles de personas, pero el número de muertes confirmadas fue de 844 el martes, la mayoría de ellas en la pequeña ciudad de Palu, a 1.500 km al noreste de Yakarta.

Algunos de los muertos fueron llevados a una fosa común el martes, mientras que los rescatistas que buscaban víctimas en las ruinas tenían la esperanza de que aún pudieran salvar vidas.

Se creía que unas 50 personas habían sido atrapadas dentro de un hotel cuando fue derribado por el terremoto de magnitud 7.5 el viernes.

El terremoto provocó olas de tsunami de hasta seis metros que se estrellaron contra la playa de la ciudad, a unos 2 km del hotel.

La electricidad aún no se ha restaurado en la zona y el acceso por tierra a las aldeas periféricas se ha visto interrumpido por carreteras bloqueadas, deslizamientos de tierra y puentes derribados.

Casi 60,000 personas han sido desplazadas y necesitan ayuda de emergencia, mientras que miles han estado saliendo de áreas afectadas.

Alrededor de 1,700 casas en un vecindario fueron tragadas, y cientos de personas fueron enterradas, dijo la agencia nacional de desastres.

Entre los muertos en el área había 34 niños en un campo de estudio bíblico cristiano, dijo un funcionario de la Cruz Roja.

Mientras los rescatistas y trabajadores humanitarios se desplegaban en áreas remotas, la Cruz Roja dijo que los informes iniciales de las afueras del distrito de Donggala eran escalofriantes.

Las aerolíneas comerciales han luchado para restablecer las operaciones en el aeropuerto de Palu, dañado por el terremoto, pero los aviones militares se llevaron a algunos supervivientes el lunes, mientras que unas 3.000 personas atestaban el aeropuerto esperando algún vuelo.