Los biólogos estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2024 el lunes por su trabajo pionero en el descubrimiento del microARN, un mecanismo de regulación genética hasta ahora desconocido que desempeña un papel crucial en el desarrollo y funcionamiento de los organismos.
El anuncio fue realizado en Suecia por el comité del Premio Nobel, que elogió su investigación como un logro científico significativo.
LA IMPORTANCIA DEL DESCUBRIMIENTO
El descubrimiento del microARN reveló una nueva dimensión de la regulación genética, un proceso fundamental que determina cómo se desarrollan y funcionan las células.
La regulación genética garantiza que solo los genes necesarios estén activos en cada tipo de célula, lo que permite que diferentes células, como las células musculares y nerviosas, realicen sus funciones especializadas.
El trabajo de los científicos ayudó a explicar cómo las células se especializan y se desarrollan en diferentes tipos, a pesar de que todas las células de un individuo poseen el mismo conjunto de genes e instrucciones para el crecimiento y la supervivencia.
Antes de su descubrimiento, la comunidad científica creía en gran medida que se habían resuelto los principios básicos de la regulación genética.
Sin embargo, su investigación reveló un nuevo nivel de complejidad en este proceso. Este descubrimiento revolucionario ha tenido un profundo impacto en nuestra comprensión de diversos procesos biológicos y enfermedades.
LA INVESTIGACIÓN Y LAS REACCIONES INICIALES
Ambros y Ruvkun llevaron a cabo su investigación a finales de los años 80 en el laboratorio de Robert Horvitz, que recibió el Premio Nobel en 2002.
Estudiaron un pequeño gusano redondo llamado C. elegans, un organismo modelo común utilizado para investigar el desarrollo y la maduración de tejidos en organismos multicelulares.
El descubrimiento inicial de Ambros del primer microARN en 1993 fue recibido con escepticismo.
Muchos científicos creían que el mecanismo inusual de regulación genética que observaron era específico del gusano redondo e irrelevante para los humanos y otros animales complejos.
Sin embargo, la investigación posterior de Ruvkun en 2000 cambió esta percepción. Su grupo de investigación descubrió otro microARN, let-7, que se encontró presente en todo el reino animal.
Este descubrimiento despertó un gran interés en el campo y condujo a la identificación de cientos de microARN diferentes en varios organismos, incluidos más de mil en humanos.
EL IMPACTO Y LAS IMPLICACIONES FUTURAS
El descubrimiento del microARN ha revolucionado nuestra comprensión de la regulación genética y tiene implicaciones significativas para varios campos, incluida la medicina.
Ahora se sabe que los microARN desempeñan un papel vital en una amplia gama de procesos biológicos, incluido el desarrollo, la diferenciación, el crecimiento y la muerte celular.
La regulación anormal por microARN puede contribuir a enfermedades como el cáncer, la diabetes y la autoinmunidad.
Las mutaciones en los genes que codifican microARN también se han relacionado con enfermedades humanas, incluida la pérdida auditiva congénita, los trastornos oculares y los trastornos esqueléticos.
Comprender el papel de los microARN en estas afecciones ha abierto nuevas vías para el desarrollo de herramientas de diagnóstico y terapias.
REACCIONES DE PERSONAS CLAVES
Thomas Perlmann, secretario del Comité Nobel de Fisiología, compartió su experiencia al informar a Ruvkun sobre el premio.
Perlmann dijo que se comunicó con Ruvkun por teléfono temprano en la mañana en EE. UU. y, si bien tardó un rato en despertarlo, Ruvkun finalmente se mostró «muy entusiasmado» al escuchar la noticia.
David Pendlebury, jefe de análisis de investigación del Instituto de Información Científica de Clarivate, señaló que el reconocimiento Nobel para Ambros y Ruvkun se esperaba desde hacía tiempo.
Destacó el potencial de los microARN en la medicina, afirmando que ofrecen oportunidades diagnósticas y terapéuticas para tratar el cáncer y otras enfermedades, con ensayos clínicos ya en marcha.
El Premio Nobel para Ambros y Ruvkun destaca el impacto transformador de su investigación en nuestra comprensión de los procesos fundamentales de la vida y su potencial para mejorar la salud humana.