Bed Bath & Beyond hizo el anuncio el domingo de que había presentado la bancarrota del Capítulo 11.
El gigante de artículos para el hogar, que había estado en el negocio durante 52 años, dijo que cerraría sus tiendas y vendería sus activos restantes a un grupo de acreedores.
La compañía con sede en Nueva Jersey dijo que sus 360 tiendas y 120 tiendas y sitios web de buybuy BABY continuarán sirviendo a los clientes a medida que comiencen los esfuerzos para efectuar el cierre de sus ubicaciones minoristas.
La compañía ha estado luchando durante años, enfrentando una creciente competencia de minoristas en línea como Amazon y Walmart. También ha sido afectada por el auge de tiendas de artículos para el hogar de descuento como TJ Maxx y Ross.
En los últimos meses, Bed Bath & Beyond trató de cambiar las cosas cerrando algunas tiendas, reduciendo los costos y expandiendo su presencia en línea.
Sin embargo, estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar que la compañía se declarara en bancarrota.
La bancarrota de Bed Bath & Beyond es una señal de los desafíos que enfrentan los minoristas tradicionales en la economía actual. A medida que los consumidores compran cada vez más en línea, a estos minoristas les resulta difícil competir.
Queda por ver si Bed Bath & Beyond podrá salir de la bancarrota como una empresa viable. Sin embargo, su bancarrota es un recordatorio de que incluso los minoristas más exitosos no son inmunes a los desafíos del panorama minorista moderno.
Pero, ¿qué condujo a esta decisión drástica? ¿Cómo terminó una empresa que una vez dominó el mercado de bienes domésticos en una situación tan grave?
Estas son algunas de las principales razones detrás de la caída de Bed Bath & Beyond.
- Declinación de ventas y ganancias. Bed Bath & Beyond había estado luchando con la disminución de las ventas y las ganancias durante años, ya que enfrentó una dura competencia de minoristas en línea como Amazon y Wayfair, así como cadenas de descuento como Walmart y Target.
Los ingresos de la compañía cayeron de $12.3 mil millones en 2016 a $7,868 mil millones en 2022, mientras que sus ingresos netos cayeron de $841 millones a -$560 millones en el mismo período.
La pandemia sólo empeoró la situación, ya que muchas de sus tiendas se vieron obligadas a cerrar u operar a una capacidad reducida.
- No innovar y adaptarse. Bed Bath & Beyond tardó en adoptar el comercio electrónico y el marketing digital, confiando en gran medida en sus tiendas físicas y sus famosos cupones de 20% de descuento.
El sitio web y la aplicación móvil de la compañía estaban desactualizados y engorrosos, ofreciendo una mala experiencia de usuario y una selección limitada de productos.
La compañía tampoco pudo invertir en su propia red de entrega o asociarse con plataformas de terceros como Instacart o Shipt, perdiendo clientes que preferían la comodidad de las compras en línea.
- Falta de diferenciación y lealtad del cliente. Bed Bath & Beyond no tenía una identidad de marca clara o una propuesta de valor, ofreciendo una variedad genérica de productos que se podían encontrar fácilmente en otro lugar.
La compañía no tenía una base de clientes leales, ya que la mayoría de sus compradores sólo visitaban sus tiendas cuando tenían un cupón o necesitaban un artículo específico.
La compañía tampoco tenía un programa de fidelización fuerte o una estrategia de etiqueta privada convincente, a diferencia de algunos de sus rivales que crearon marcas y productos exclusivos que atrajeron a los clientes.
- Altos costos y deuda. Bed Bath & Beyond tenía una estructura de costos hinchada, operando demasiadas tiendas que eran demasiado grandes e ineficientes.
La compañía gastó mucho dinero en alquiler, servicios públicos, inventario y mano de obra, al tiempo que generó bajas ventas por pie cuadrado.
La compañía también tenía una alta carga de deuda, lo que aumentó sus gastos de interés y redujo su flexibilidad financiera.
A partir de febrero de 2020, la compañía tenía $1.5 mil millones en deuda a largo plazo y sólo $1 mil millones en efectivo.
- Liderazgo y gobernanza deficientes. Bed Bath & Beyond sufrió un liderazgo y una gobernanza deficientes, ya que fue dirigido por los mismos cofundadores y miembros de la junta durante décadas.
La compañía resistió el cambio y la innovación, ignorando las necesidades y preferencias cambiantes de sus clientes y las tendencias en evolución en la industria.
La compañía también enfrentó la presión de los inversores activistas, quienes criticaron su desempeño y exigieron cambios en la junta y reformas estratégicas.
En 2019, la compañía contrató a Mark Tritton como su nuevo CEO, que trató de cambiar la compañía al lanzar un plan de transformación que implicaba cerrar tiendas, reducir costos, renovar la plataforma en línea e introducir nuevas marcas.
Sin embargo, sus esfuerzos fueron demasiado tarde, ya que la compañía se quedó sin tiempo y dinero para ejecutar su visión.