La Casa Blanca confirmó el martes que el presidente Donald Trump visitaría El Paso y Dayton, Ohio, donde 31 personas murieron tiroteos masivos el pasado fin de semana.
Trump, en su discurso del lunes, dijo que los estadounidenses deben «condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca».
Propuso un control más estricto de Internet, una reforma de salud mental y un uso más amplio de la pena de muerte.
No obstante, los activistas que se reunieron para una vigilia por las víctimas el lunes por la noche atribuyeron parte del derramamiento de sangre al presidente.
El alcalde de la ciudad, Dee Margo, y algunos de sus residentes, dijeron que darían la bienvenida al presidente.
La retórica de Trump sobre una «invasión» de inmigrantes ha dividido a muchos en la ciudad fronteriza predominantemente hispana de El Paso, afligida después de una masacre de armas que mató a 22 personas.
El ex congresista de Texas Beto O'Rourke, nativo de El Paso, que busca la nominación presidencial demócrata 2020, le dijo el lunes al presidente que se mantenga alejado.
O'Rourke dijo en un tweet. “No necesitamos más división. Necesitamos sanar. Él no tiene lugar aquí”.
El presunto pistolero de El Paso, Patrick Crusius, de 21 años, enfrenta un solo cargo de asesinato capital.
Las autoridades dicen que abrió fuego con un rifle contra los compradores de Walmart, muchos de ellos comprando suministros para el regreso a la escuela.
El sospechoso se entregó a los oficiales que lo enfrentaron afuera de la tienda.
Un fiscal de Texas dijo que el estado buscará la pena de muerte contra Crusius si es declarado culpable. Los fiscales federales lo han llamado terrorismo doméstico.
Ocho de los asesinados eran ciudadanos mexicanos, según el gobierno mexicano.
La declaración de cuatro páginas cargada en 8chan, un tablero de mensajes en línea en gran parte no moderado a menudo utilizado por extremistas, calificó el ataque de Walmart como «una respuesta a la invasión hispana de Texas».
