Los talibanes han logrado avances rápidos y ahora controlan más de dos tercios de Afganistán, dejando la ciudad capital de Kabul cada vez más aislada.
Estados Unidos está enviando alrededor de 3.000 soldados a Afganistán para ayudar con la salida del personal de la embajada después de instar a los ciudadanos estadounidenses a abandonar el país «inmediatamente».
Las tropas estadounidenses ya han llegado a Kabul para ayudar a evacuar a ciudadanos estadounidenses.
La apresurada salida este mes de las fuerzas occidentales restantes de Afganistán, decretada por el presidente estadounidense Joe Biden, ha envalentonado a los insurgentes talibanes.
Los talibanes han hecho rápidos avances desde que lanzaron su ofensiva en mayo de este año, en medio de conversaciones fallidas con el gobierno afgano respaldado por Occidente y la retirada de las tropas estadounidenses.
El grupo insurgente ahora controla un tercio de las capitales provinciales de Afganistán y 18 ciudades en total.
Entre ellos se encuentra Kunduz, que cayó en manos de los talibanes el domingo pasado. Hogar de 270.000 personas, se considera una puerta de entrada a las provincias del norte ricas en minerales del país.
El viernes, los talibanes tomaron la segunda ciudad más grande del país, Kandahar.
Con 600 mil habitantes, Kandahar es el corazón del grupo étnico más grande de Afganistán, los pastunes
Alguna vez fue un bastión de los talibanes y es estratégicamente importante como centro comercial y por su aeropuerto internacional.
También han entrado en la capital provincial de Logar, Pul-e-Alam, que limita con la provincia de Kabul, las separan sólo 50 km. Los analistas dicen que Pul-e-Alam podría abrir un camino hacia la capital, Kabul.
Varias naciones europeas también están evacuando al personal no esencial de la embajada o cerrando temporalmente sus embajadas.
El presidente Ashraf Ghani ha descartado la idea de dimitir.
Mohammad Ismail Khan, comandante de la milicia que había estado al frente de la lucha contra los talibanes, fue detenido por los talibanes después de que tomaron la ciudad de Herat, dijeron funcionarios locales.
Decenas de miles de civiles han huido del avance de los talibanes. Aproximadamente 1.000 han muerto en el último mes, dice la ONU
Muchos de los desplazados internos han viajado a Kabul y duermen en campamentos improvisados o en las calles.
A medida que las tropas extranjeras se retiran, después de 20 años de operaciones militares, muchos afganos temen un retorno brutal al régimen de la década de 1990.
Casi 250.000 afganos han huido de sus hogares desde finales de mayo, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, por temor a que los talibanes vuelvan a imponer su versión severa y despiadada del Islam, eliminando así los derechos de las mujeres. Las mujeres y los niños representan el 80% de los reubicados.
A medida que avanzan los talibanes, las agencias de ayuda advierten de una catástrofe humanitaria.
La última vez que los talibanes tomaron el control de Kabul fue en 1996. Se produjo después de cuatro años de guerra civil en Afganistán.
Uno de sus primeros pasos fue ejecutar públicamente al ex presidente Mohammad Najibullah.
Bajo el gobierno de los insurgentes, las mujeres tenían prohibido trabajar y las niñas no podían asistir a la escuela. Las mujeres debían cubrirse la cara y estar acompañadas por un pariente masculino fuera de sus hogares.
Los talibanes también ejecutaron a personas en público, cortaron las manos de los delincuentes y apedrearon a las mujeres acusadas de adulterio.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU, más de la mitad de la población de Afganistán vive por debajo del umbral de la pobreza, ganando menos de 1,25 dólares al día.
La inestabilidad alimentaria y financiera afecta de manera desproporcionada a los jóvenes en Afganistán. Más de dos tercios de la población del país tienen menos de 25 años, según la ONU.
Mientras Washington invirtió miles de millones de dólares para luchar contra la insurgencia talibán y financiar la reconstrucción después de la invasión en 2001, el número de tropas aumentó.
Otros países también formaron parte de la presencia militar extranjera, pero Estados Unidos tenía, con mucho, el mayor contingente individual, y acumuló la factura más grande.
La organización fundamentalista dominó Afganistán durante cinco años, hasta el año 2001, cuando Estados Unidos invadió el país, respondiendo a los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Los funcionarios identificaron al grupo militante islamista al-Qaeda y a su líder Osama Bin Laden como responsables.
Bin Laden estaba en Afganistán, bajo la protección de los talibanes.
Cuando los talibanes se negaron a entregarlo, Estados Unidos intervino militarmente, eliminando rápidamente a los talibanes y prometiendo apoyar la democracia y eliminar la amenaza terrorista.
Entre 2010 y 2012, cuando Estados Unidos tuvo durante un tiempo más de 100.000 soldados en Afganistán, el costo de la guerra había llegado a casi cien mil millones de dólares al año, según cifras oficiales.
El Reino Unido y Alemania, que tenían el mayor número de tropas después de Estados Unidos, gastaron un estimado de $30 mil millones y $19 mil millones respectivamente.
A medida que los talibanes continúan ganando terreno, el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha arremetido contra la administración de su sucesor, Joe Biden.
En febrero de 2020, bajo la administración Trump, Estados Unidos firmó un acuerdo con los talibanes comprometiéndose a retirar todas las tropas estadounidenses y de la OTAN.
A cambio, como parte del acuerdo, los talibanes acordaron no permitir que al-Qaeda o cualquier otro grupo extremista operen en las áreas bajo su control.
Sin embargo, el acuerdo no incluía al gobierno afgano, con el que los talibanes se negaban a negociar.
Trump, si hubiera ganado la reelección, habría retirado las tropas estadounidenses, probablemente más rápido. Aunque Joe Biden heredó la promesa de Trump de retirarse.
Biden dijo esta semana que no se arrepiente de su decisión y señaló que Washington ha gastado más de 1 billón de dólares en la guerra más larga de Estados Unidos y ha perdido miles de tropas.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijeron al Presidente Ashraf Ghani el jueves que Estados Unidos sigue «comprometido» en la seguridad de Afganistán.
Pero en casa, las críticas a la política de Biden han ido en aumento.