El 1 de julio, los astrónomos detectaron un inusual objeto de alta velocidad que se dirigía hacia el Sol. Bautizado como 3I/ATLAS, este sorprendente viajero espacial tenía una cualidad muy especial: su órbita demostraba que provenía de fuera de nuestro Sistema Solar.
Por tercera vez en la historia, descubrimos un verdadero visitante interestelar. Y fue extraño.
3I/ATLAS ROMPE RÉCORDS
3I/ATLAS parecía estar viajando a 245.000 kilómetros por hora, lo que lo convierte en el objeto más rápido jamás detectado en nuestro Sistema Solar.
También era enorme. Las primeras estimaciones sugieren que el objeto podría tener hasta 20 km de tamaño. Finalmente, los científicos creen que incluso podría ser más antiguo que nuestro Sol.
Davide Farnocchia, ingeniero de navegación del JPL de la NASA, explica el descubrimiento de 3I/ATLAS.
¿PODRÍA SER EXTRATERRESTRE?
Nuestra primera suposición al ver algo en el espacio es que se trata de un trozo de roca o hielo. Pero las extrañas propiedades de 3I/ATLAS han sugerido a algunos que podría ser algo completamente distinto.
El profesor de astrofísica de Harvard Avi Loeb y sus colegas publicaron la semana pasada un artículo titulado ¿Es el Objeto Interestelar 3I/ATLAS tecnología alienígena? en arXiv.
Loeb es una figura controvertida entre astrónomos y astrofísicos. Anteriormente, sugirió que el primer objeto interestelar conocido, 1I/ʻOumuamua, descubierto en 2017, también podría haber sido una nave extraterrestre.
Entre otras rarezas que Loeb sugiere que podrían ser señales de un origen extraterrestre deliberado, señala que la órbita de 3I/ATLAS lo lleva improbablemente cerca de Venus, Marte y Júpiter.
HEMOS ENVIADO NUESTRAS PROPIAS SONDAS ALIENÍGENAS
La idea de sondas extraterrestres vagando por el cosmos puede sonar extraña, pero los humanos enviamos algunas en la década de 1970. Tanto la Voyager 1 como la 2 han abandonado oficialmente nuestro Sistema Solar, y las Pioneer 10 y 11 no se quedan atrás.
Por lo tanto, no es exagerado pensar que las civilizaciones extraterrestres, si existieran, habrían lanzado sus propios exploradores galácticos.
Sin embargo, esto nos lleva a una pregunta crucial: a menos que aparezcan hombrecitos verdes para saludarnos, ¿cómo sabríamos realmente si 3I/ATLAS, o cualquier otro objeto interestelar, es una sonda extraterrestre?
DETECCIÓN DE SONDAS EXTRATERRESTRES: FUNDAMENTOS BÁSICOS
El primer paso para determinar si algo es un objeto natural o una sonda extraterrestre es, por supuesto, detectarlo.
La mayoría de las cosas que vemos en nuestro Sistema Solar no emiten luz propia. Solo las vemos por la luz que reflejan del Sol.
Los objetos más grandes generalmente reflejan más luz solar, por lo que son más fáciles de ver. Por lo tanto, lo que vemos suelen ser cometas y asteroides más grandes, especialmente a mayor distancia de la Tierra.
Detectar objetos pequeños puede ser muy difícil. Actualmente, podemos rastrear objetos de hasta diez o veinte metros de tamaño a distancias tan lejanas del Sol como Júpiter.
Nuestras sondas Voyager miden unos diez metros (si incluimos sus antenas de radio). Si una sonda extraterrestre fuera similar, probablemente no la detectaríamos hasta que estuviera en algún lugar del cinturón de asteroides entre Júpiter y Marte.
Si detectáramos algo sospechoso, para determinar si realmente es una sonda o no, buscaríamos algunos indicios.
Al observar 3I/ATLAS a través de filtros de colores se revelan los colores que componen su cola.
En primer lugar, dado que lo más probable es que su origen sea natural, buscaríamos evidencia de que no hubo extraterrestres involucrados. Una pista en este sentido podría ser si el objeto emitiera una «cola» de gas, como lo hacen los cometas.
Sin embargo, también podríamos buscar indicios de origen extraterrestre. Una prueba muy sólida sería cualquier tipo de ondas de radio provenientes de la sonda como medio de comunicación. Esto suponiendo que la sonda siguiera funcionando y no estuviera completamente inutilizada.
También podríamos buscar señales de descarga electrostática causada por la luz solar que incide sobre la sonda.
Otra señal inequívoca serían las señales de maniobra o propulsión. Una sonda activa podría intentar corregir su rumbo o reposicionar sus antenas para enviar y recibir señales hacia y desde su origen.
Y una prueba irrefutable sería una aproximación a la Tierra en una órbita estable. No es por presumir, pero la Tierra es sin duda el lugar más interesante del Sistema Solar: tenemos agua, una atmósfera saludable, un campo magnético intenso y vida. Una sonda con cierta capacidad de decisión probablemente querría investigar y recopilar datos sobre nuestro interesante planeta.
PUEDE QUE NUNCA LO SEPAMOS
Sin embargo, sin señales claras en un sentido u otro, puede ser imposible saber si algunos objetos interestelares son naturales o creados por extraterrestres.
Objetos como 3I/ATLAS nos recuerdan que el espacio es vasto, extraño y lleno de sorpresas. La mayoría tienen explicaciones naturales. Pero los objetos más extraños merecen una segunda mirada.
Por ahora, es probable que 3I/ATLAS sea solo un visitante inusualmente rápido, antiguo y gélido de un sistema distante. Pero también sirve como prueba: una oportunidad para refinar nuestra forma de buscar, observar y preguntarnos sobre el universo.
Sara Webb, Profesora del Centro de Astrofísica y Supercomputación, Universidad Tecnológica de Swinburne
Este artículo se republica de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.