La caída de la dinastía Assad en Siria

Las fuerzas de la oposición en Siria, lideradas por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), capturaron con éxito la ciudad capital de Damasco el sábado, lo que llevó al derrocamiento del presidente Bashar al-Assad y puso fin a una dinastía familiar de décadas. 

La rápida ofensiva, lanzada desde Idlib a fines de noviembre, vio a los insurgentes capturar rápidamente numerosas ciudades, culminando con la caída de Damasco.

La toma de la capital por parte de los rebeldes estuvo marcada por escenas de júbilo en las calles, mientras los ciudadanos celebraban el fin del gobierno de 24 años de al-Assad. 

El Kremlin anunció que Rusia le había concedido asilo político a Bashar al-Assad, decisión tomada por el presidente Vladimir Putin. 

Sin embargo, el portavoz del Kremlin se negó a comentar la ubicación específica de Asad y afirmó que no había planes para que Putin se reuniera con él.

A raíz de la toma de poder, los grupos de la oposición, incluido HTS, que anteriormente estaba afiliado a al-Qaeda, impusieron un toque de queda en Damasco. 

Abu Mohammed al-Julani, comandante del HTS, aseguró al público que las instituciones estatales seguirían funcionando bajo la supervisión del primer ministro de al-Assad hasta que se completara un traspaso formal del poder.

La caída del régimen de al-Assad ha provocado reacciones internacionales. 

La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, dio la bienvenida al fin del régimen de al-Assad, pero advirtió contra la posibilidad de que el país cayera en manos de otros grupos radicales. 

También pidió que se rindan cuentas por las presuntas atrocidades cometidas por al-Assad contra el pueblo sirio.

La rápida caída del gobierno sirio dejó a Damasco frente a una escasez de productos esenciales, con muchas tiendas cerradas y las restantes vendiendo artículos a precios inflados. Las Naciones Unidas, como medida de precaución, comenzaron a reubicar al personal no esencial fuera de Siria.

En medio del caos, hubo informes de saqueos. Un fotógrafo de Associated Press, que cruzó a Siria desde el Líbano, fue testigo de cómo la gente se aprovechaba de la situación para saquear la tienda libre de impuestos ubicada entre los dos países.

Aunque muchos sirios celebraron el cambio, había una sensación de incertidumbre. 

La secta alauita, a la que pertenece Al Assad, hizo un llamamiento a la calma y la unidad, abogando por el diálogo y la paz entre todas las facciones.

Para complicar aún más la situación, Israel lanzó ataques aéreos contra sitios sospechosos de contener armas químicas y cohetes de largo alcance en Siria, con el objetivo de impedir que cayeran en manos de grupos extremistas. 

Israel también estableció una zona de amortiguación dentro de Siria tras la retirada de las tropas sirias.

En una demostración del estado fragmentado de Siria, las fuerzas de oposición aliadas con Turquía capturaron la ciudad de Manbij, en el norte de Siria, de manos de las fuerzas lideradas por los kurdos y respaldadas por Estados Unidos. 

Este incidente pone de relieve los desafíos actuales y la presencia de múltiples grupos armados con una historia de conflicto, incluso después de la salida del poder de Assad.

Los líderes mundiales reaccionaron a la noticia con llamamientos a la paz y a una transición estable del poder. 

El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió conversaciones urgentes en Ginebra para garantizar una transición política ordenada. 

La jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, afirmó que la prioridad es garantizar la seguridad regional y trabajar con socios constructivos en Siria y la región.

Los expertos han expresado un optimismo cauteloso sobre la intención de los rebeldes de evitar un vacío de poder caótico, pero también reconocen los desafíos que se avecinan. 

Existe preocupación por la integridad territorial de Siria. Millones de sirios huyeron a países vecinos y a Europa durante la guerra civil siria, que comenzó cuando un levantamiento contra el gobierno derivó en violencia.

La caída del régimen de Assad ha puesto fin a un largo y sangriento capítulo de la historia siria. Sin embargo, el país enfrenta ahora un nuevo conjunto de desafíos mientras lidia con la compleja tarea de reconstruir y hacer la transición hacia una era posterior a Assad.

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