Cientos de manifestantes salieron a las calles de Teherán el domingo, para desahogarse con los funcionarios, llamándolos mentirosos por haber negado haber derribado un avión de pasajeros ucraniano.
El avión de Ukraine International Airlines fue derribado minutos después de despegar de Teherán el miércoles, cuando las fuerzas iraníes estaban en alerta por represalias de Estados Unidos tras ataques de ojo por ojo.
Muchos de los que estaban a bordo eran iraníes con doble ciudadanía, mientras que 57 poseían pasaportes canadienses.
Los medios afiliados al estado informaron protestas el sábado poco después de que el ejército iraní se disculpó por derribar por error el avión ucraniano el miércoles, matando a los 176 a bordo.
La policía intervino el domingo, cuando la ira pública aumentó después de días de negaciones por parte de los militares de que era culpable, incluso cuando Canadá y Estados Unidos dijeron que un misil había derribado el avión.
Las protestas tuvieron lugar fuera de al menos dos universidades.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó su apoyo a las protestas «inspiradoras».
Los usuarios de Twitter criticaron a Trump por decir que se solidarizó con el pueblo iraní, señalando que anteriormente amenazó con atacar 52 sitios iraníes «muy duro» a medida que las tensiones entre las dos naciones aumentaron a principios de este mes.
La policía antidisturbios disparó gases lacrimógenos contra miles de manifestantes en la capital el sábado, donde muchos habían gritado «Muerte al dictador», dirigiendo su ira hacia el líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Khamenei.
El presidente de Irán, Hassan Rohani, dijo que fue un «error desastroso» y se disculpó.
Pero un alto comandante de la Guardia Revolucionaria se sumó a la furia pública cuando dijo que había dicho a las autoridades el mismo día del accidente que un misil iraní había golpeado el avión.
Un líder del opositor Movimiento Verde de Irán, Mehdi Karroubi, pidió al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, que renuncie.
Esto se suma a los desafíos que enfrentan las autoridades, que lanzaron una sangrienta represión en noviembre para sofocar las protestas.
El liderazgo también está luchando por mantener a flote la economía paralizada bajo rigurosas sanciones estadounidenses.