El veterano izquierdista Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo de presidente de México el sábado, y prometió despedir a una elite «rapaz» en un país que lucha contra la corrupción, la pobreza crónica y la violencia de pandillas.
López Obrador, de 65 años, tomó el juramento de su cargo en la cámara baja del Congreso, prometiendo un renacimiento «radical» de México para anular lo que él llamó un legado desastroso de décadas de «neoconservadores».
«El gobierno ya no será un comité al servicio de una minoría rapaz», dijo el nuevo presidente, quien a menudo es apodado AMLO. Tampoco el gobierno, dijo, será un «simple facilitador del saqueo, como lo ha sido».
López Obrador se dirigió luego a una multitud masiva de simpatizantes en el corazón de la capital, y prometió colocar a la importante minoría indígena de México en su campaña para erradicar la desigualdad.
Un desafío importante que enfrenta el nuevo líder es administrar las relaciones con el principal socio comercial de México, los Estados Unidos, después de repetidas acusaciones por parte del presidente Donald Trump contra México sobre inmigrantes ilegales que cruzan la frontera de los Estados Unidos.
López Obrador repitió que estaba tratando de contener la migración a través de un acuerdo con Trump y el primer ministro canadiense Justin Trudeau para fomentar el desarrollo en América Central y México.
López Obrador repitió que estaba tratando de contener la migración a través de un acuerdo con Trump y el primer ministro canadiense Justin Trudeau para fomentar el desarrollo en América Central y México.
López Obrador reiteró que las inversiones en el país de 130 millones de personas serían seguras y se comprometió a respetar la independencia del banco central.
En referencia a uno de sus héroes, el presidente mexicano del siglo XIX Benito Juárez, quien separó a la iglesia y al estado, López Obrador dijo que su gobierno aseguraría una división entre el poder económico y el político en el país.