Las autoridades encontraron el lunes los cadáveres del migrante salvadoreño Oscar Alberto Martínez Ramírez y su hija Valeria de casi 2 años, en la orilla del Río Grande en Matamoros, México, luego de que se ahogaron tratando de cruzar el río a Brownsville, Texas.

Oscar y su esposa Tania Vanessa Ávalos intentaban ingresar a los Estados Unidos desde su El Salvador natal para ejercer su derecho legal a buscar asilo. 

Estaban detenidos en un campamento de migrantes en el lado mexicano de la frontera, un campamento que no tenía suficiente comida mientras las temperaturas se elevaban a más de 110 grados Fahrenheit.

Así que decidieron cruzar el Río Grande por su cuenta, sin permiso. 

Al principio, Oscar y Valeria lograron cruzar. Pero cuando Oscar regresó al agua para ayudar a Tania a cruzar, Valeria, demasiado joven para entender lo que estaba sucediendo, también regresó. 

Oscar entró de nuevo a buscar a su hija, pero la corriente se los llevó a los dos. Tania no podía hacer nada más que mirar.

Cuando la foto de los cadáveres de Oscar y Valeria llegó a internet de habla inglesa el martes por la tarde, la nación estaba preparada para la indignación. 

El tema del tratamiento de los inmigrantes por parte de la administración Trump ha dominado los titulares. 

El jefe interino de Aduanas y Patrulla Fronteriza acababa de renunciar en medio de un escándalo por las horribles condiciones en los campamentos para niños que opera la agencia.

Las personas pueden buscar asilo en los Estados Unidos de dos maneras: presentándose en un puerto de entrada o cruzando la frontera ilegalmente, luego entregándose a la Patrulla Fronteriza.

Cansados de esperar esa oportunidad, Oscar y Tania, decidieron cruzar el río, con un final trágico.