La senadora opositora boliviana Jeanine Áñez se declaró presidenta interina del país sudamericano luego de la renuncia de Evo Morales.
Los legisladores del partido de Morales boicotearon la sesión, lo que significa que no había quórum para el nombramiento.
Pero Áñez dijo que ella era la siguiente en la línea de la constitución y prometió celebrar elecciones pronto.
Morales condenó el anuncio, describiendo a Áñez como «una senadora derechista golpista».
El ex presidente huyó a México y dijo que solicitó asilo allí porque su vida estaba en peligro.
Renunció el domingo después de semanas de protestas por el resultado disputado de las elecciones presidenciales.
Dijo que se había visto obligado a retirarse, pero lo había hecho voluntariamente «para que no hubiera más derramamiento de sangre».