El retiro de los embutidos de Boar’s Head, y un brote de listeria en 13 estados

Lo que comenzó como informes aislados de enfermedad a fines de mayo se ha convertido en una crisis de salud pública en toda regla, ya que un brote de listeria relacionado con los embutidos Boar's Head se ha cobrado la vida de tres personas y ha hospitalizado a 43, en 13 estados.

La primera señal de problemas no surgió de las quejas de los consumidores, sino de la vigilancia de los funcionarios de salud pública. 

En un día de julio por lo demás normal, una muestra rutinaria de salchicha de hígado de la marca Strassburger de Boar's Head, recogida en una tienda de Maryland, dio positivo para listeria. 

Este descubrimiento aparentemente inocuo desencadenó una cadena de eventos que rápidamente aumentarían de magnitud.

El 25 de julio, Boar's Head, un nombre sinónimo de calidad y de confianza en los hogares de todo el país, emitió un retiro voluntario. 

Inicialmente, la empresa se limitó a su paté de hígado de la marca Strassburger y a otros nueve productos fabricados en la misma línea de producción en su planta de Jarratt, Virginia, pero actuó con rapidez y retiró más de 200.000 libras de producto de las estanterías. 

Creían que esto frenaría la marea. Se equivocaron. La situación dio un giro más oscuro el 29 de julio. 

El USDA asestó un golpe: el paté de hígado contaminado se relacionó oficialmente con un brote de listeria en varios estados. 

Ante una creciente crisis de salud pública y una reputación empañada, Boar's Head tomó la difícil decisión de ampliar el retiro, abarcando la asombrosa cantidad de 7 millones de libras de productos listos para consumir fabricados en su planta de Jarratt. 

Este retiro ampliado, anunciado el 30 de julio, incluía 71 productos producidos entre el 10 de mayo y el 29 de julio, bajo las marcas Boar's Head y Old Country.  La noticia resonó en la industria alimentaria y causó conmoción en los hogares. 

Los consumidores, acostumbrados a asociar Boar's Head con la calidad, se quedaron desconcertados, lidiando con la inquietante realidad de que una marca en la que confiaban se había convertido en una fuente potencial de enfermedades, incluso de muerte.

Para aumentar la preocupación, una mujer embarazada de Minnesota, Ashley Solberg, presentó una demanda contra Boar's Head el 7 de agosto. 

Solberg afirmó que se enfermó gravemente después de consumir embutidos contaminados comprados en un supermercado Publix de Florida, lo que finalmente provocó una terrible hospitalización de seis días y temores constantes por la salud de su hijo no nacido. 

Su experiencia, que refleja trágicamente las ansiedades de muchas futuras madres, puso de relieve la naturaleza particularmente insidiosa de la listeria, una bacteria conocida por plantear graves riesgos para las mujeres embarazadas y sus bebés.

A medida que avanzaba agosto, la cruda realidad del brote seguía afectando a la nación. 

Para el 8 de agosto, el CDC informó una tercera muerte, esta vez en Virginia, y el número de casos confirmados había aumentado a 43, todos ellos requiriendo hospitalización. 

Si bien el vínculo con los productos de Boar's Head era innegable, los investigadores siguieron lidiando con la fuente específica de contaminación dentro de las instalaciones de Jarratt.

Ante el creciente miedo y la incertidumbre, los CDC intervinieron y emitieron una severa advertencia a las personas en riesgo (mujeres embarazadas, personas mayores de 65 años y personas con sistemas inmunológicos debilitados) para que evitaran por completo los embutidos, a menos que estuvieran humeantes. 

Incluso a quienes no se consideraban de alto riesgo se les recomendó que tuvieran cuidado, examinaran las etiquetas de los productos en busca de los números de identificación de la planta «EST. 12612» o «P-12612» y desinfectar diligentemente cualquier superficie que pudiera haber estado en contacto con productos potencialmente contaminados.

El brote sirve como un escalofriante recordatorio de la fragilidad de nuestro sistema alimentario y las consecuencias devastadoras que pueden surgir incluso del más mínimo descuido en los protocolos de seguridad. 

A medida que continúa la investigación y aún queda por ver el verdadero alcance del brote, una cosa está trágicamente clara: el camino hacia la recuperación, tanto para los directamente afectados como para la reputación duramente ganada de Boar's Head, será largo y arduo.

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