La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una emergencia de salud pública mundial debido a un brote de mpox, viruela símica, que se está extendiendo rápidamente en África, lo que marca la segunda declaración de este tipo en dos años.
Esta vez, la preocupación se centra en una nueva variante más letal del virus, el clado Ib, que se está propagando rápidamente en la República Democrática del Congo (RDC).
El país ha registrado más de 27.000 casos y más de 1.100 muertes, en su mayoría niños, desde enero de 2023.
La RDC se enfrenta a una crisis humanitaria, lidiando con un conflicto armado y brotes de otras enfermedades como el cólera. Esto hace que rastrear y contener el mpox sea mucho más difícil.
La aparición de esta nueva cepa más transmisible, el clado Ib, es lo que desencadenó la declaración de emergencia.
Los informes recientes de casos en Suecia y Pakistán indican que el virus aún puede propagarse globalmente, y persiste la preocupación de que en el futuro se reporten más casos fuera de África.
A diferencia de la variante del clado II que impulsó el brote mundial de 2022, que se propagó principalmente entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, se ha demostrado que el clado Ib se propaga más fácilmente a través del contacto cercano rutinario, incluido el contacto sexual.
Esto significa que es una amenaza mayor para la población en general, no solo para grupos específicos.
La aparición inicial del clado Ib en la RDC a fines de 2023 provocó rápidamente un fuerte aumento de los casos.
El país ya ha registrado más casos a mediados de 2024 que en todo 2023, con una tasa de mortalidad más alta, especialmente entre los niños.
Este aumento también se ha extendido a países vecinos como Burundi, Kenia, Ruanda y Uganda, donde no se habían notificado casos de mpox anteriormente, lo que ha alimentado aún más las preocupaciones.
El Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enfatizó la urgencia de una respuesta internacional coordinada para contener el brote, afirmando que una respuesta internacional coordinada es esencial para detener estos brotes y salvar vidas.
Sin embargo, la falta de vacunas y el acceso limitado al tratamiento en África plantean un desafío importante.
El profesor Dimie Ogoina, presidente del comité de emergencia de mpox de la OMS, expresó su preocupación por la falta de vacunas disponibles en el Congo, instando a los países con reservas a donar vacunas.
A la urgencia se suma el hecho de que la situación en la República Democrática del Congo es particularmente difícil, con una capacidad de prueba limitada y una falta de recursos para responder adecuadamente al brote.
Anne Rimoin, epidemióloga de la Universidad de California en Los Ángeles, que ha trabajado en brotes de mpox en la República Democrática del Congo desde 2002, advirtió que la combinación de conflicto y recursos limitados presenta un «riesgo sustancial de escalada del brote más allá de la zona actual».
La declaración de emergencia de la OMS, si bien señala la gravedad de la situación, no aborda las desigualdades subyacentes que han obstaculizado durante mucho tiempo los esfuerzos para combatir el mpox en África.
La falta de financiación y recursos asignados a África, en comparación con otras regiones, ha sido una preocupación persistente, y algunos expertos temen que la atención sobre el brote disminuya una vez que la atención mundial se traslade a otra parte.
El Dr. Boghuma Titanji, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Emory, advirtió que la anterior declaración de emergencia de la OMS para el mpox en julio de 2022 «hizo muy poco para mover la aguja» en la obtención de recursos críticos como pruebas de diagnóstico, medicamentos y vacunas para África.
El mundo se enfrenta a un momento crucial en la lucha contra el mpox.
Si bien la urgencia del brote es innegable, la falta de recursos y la atención insuficiente que se presta a la situación en África, sumadas a la aparición de una nueva cepa altamente transmisible, hacen que la situación sea aún más compleja.
La respuesta deberá ser más equitativa y sostenida para garantizar que el mundo no vuelva a verse desprevenido.