Un informe publicado por el grupo católico romano dijo que 33 sacerdotes en la orden abusaron de al menos 175 menores desde su fundación en 1941 en México.
Al menos 60 niños fueron maltratados por Marcial Maciel, fundador de la orden católica ultraconservadora Legionarios de Cristo, según una investigación.
En 2006, Maciel recibió la orden de retirarse a una vida de penitencia después de años de acusaciones de abuso sexual de menores.
Murió dos años después a la edad de 87 años sin enfrentarse a sus acusadores.
«Probablemente haya más casos de abuso que los que figuran en el informe y las estadísticas tendrán que actualizarse regularmente», dijo el informe.
Agregó que un proceso de «reparación y reconciliación» había comenzado con 45 de las víctimas.
Según el informe, seis de los 33 sacerdotes acusados murieron sin ser juzgados, uno fue condenado y uno está actualmente en espera de juicio, y «ya retirado del estado clerical».
Otros 18 siguen siendo parte de la organización, pero han sido eliminados de las tareas en las que interactúan con el público o con los niños.
El informe agregó que 14 de los 33 sacerdotes también fueron víctimas, lo que según dijo destacó las «cadenas de abuso», donde «una víctima de un Legionario, con el tiempo, se convierte en agresor».
Varios hombres acusaron públicamente a Maciel antes de su muerte de agredirlos sexualmente mientras estaban en un seminario desde la década de 1940 hasta la década de 1960.
En 2006, el Papa Benedicto XVI le ordenó retirarse como jefe de los Legionarios de Cristo por las acusaciones, que habían sido ignoradas por su predecesor, el Papa Juan Pablo II, cuando surgieron por primera vez.
Después de la muerte de Maciel en 2008, se descubrió que también había engendrado varios hijos.
El martes, el Papa Francisco declaró que la regla del secreto pontificio ya no se aplicaría al abuso sexual de menores.
La Iglesia previamente ocultó casos de abuso sexual en secreto, en lo que dijo que era un esfuerzo por proteger la privacidad de las víctimas y la reputación de los acusados.
Ahora se han levantado las restricciones a quienes denuncian abusos o dicen que han sido víctimas.
La medida está diseñada para mejorar la transparencia y la capacidad de la policía y otras autoridades legales civiles para solicitar información de la Iglesia.