El líder boliviano Evo Morales, nuevamente reclamó la victoria en las tensas elecciones presidenciales del país el miércoles.
Protestas violentas estallaron en al menos nueve ciudades en Bolivia en medio de la confusión en curso sobre el resultado de las elecciones presidenciales del domingo.
Morales acusó a la oposición de tratar de orquestar un golpe de estado después de que se manipularon las protestas antigubernamentales que alegaban irregularidades en el conteo de votos.
Surgió la sospecha entre los opositores del titular, Evo Morales, después de que el conteo rápido se detuvo sorprendentemente.
Su principal rival, Carlos Mesa, dijo que los resultados del conteo rápido fueron fraudulentos.
El recuento se detuvo con Morales en primer lugar, con el 95.6% de los votos verificados, con una ventaja de 9.33 puntos porcentuales frente a Mesa, una ventaja insuficiente para evitar una segunda ronda.
Eso es poco menos que la ventaja de 10 puntos porcentuales que necesita para ganar directamente en la primera ronda.
Si ese resultado fuera confirmado, Morales y Mesa se enfrentarían en una segunda vuelta el 15 de diciembre.
Horas después de que las mesas de votación cerraron el domingo, el Tribunal Supremo Electoral dio a conocer los primeros resultados del conteo rápido.
Cuando el conteo rápido finalmente se actualizó el lunes por la noche, Morales tenía una ventaja de 10,12 puntos porcentuales, lo suficientemente amplio como para evitar una segunda ronda.
La misión electoral de la OEA calificó el cambio de «drástico y difícil de explicar».
En ese momento, estallaron protestas en ciudades de Bolivia con votantes descontentos que, según los informes, prendieron fuego a las urnas en las ciudades de Sucre y Tarija.
Miles de bolivianos también se manifestaron frente al hotel en la ciudad de La Paz, donde el Tribunal Supremo Electoral se había reunido para procesar los votos.
Las tensiones marcan el desafío más severo al gobierno de Morales desde que asumió el cargo en 2006 como el primer líder indígena del país.
Mesa, en un comunicado en video el miércoles, llamó a «protestas permanentes» hasta que se confirmara una votación de segunda vuelta, y dijo que presentaría evidencia de fraude electoral.
En una reunión el miércoles, la Organización de los Estados Americanos dijo que Morales no podía reclamar la victoria y recomendó una votación de segunda vuelta incluso si alcanzaba una ventaja de 10 puntos.
Varios gobiernos extranjeros, incluidos Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea, expresaron su preocupación por la integridad de la votación.
Morales pidió a sus seguidores, especialmente en las zonas rurales, que ayuden a «defender la democracia», y agregó que estaba convencido de que cuando se anunciara el recuento final de votos, obtendría una clara victoria en la primera ronda.
Morales, primer presidente indígena de Bolivia desde 2006, si ganara estas elecciones, estaría en el poder hasta 2025.
Elogiado por sus políticas sociales y popular entre muchos bolivianos indígenas, ahora es acusado de ignorar el resultado de un referéndum de 2016.
En esa votación, los bolivianos rechazaron su sugerencia de deshacerse de los límites del mandato presidencial, lo que significa que los líderes bolivianos sólo pueden cumplir dos mandatos.
Pero más tarde el tribunal constitucional dictaminó que los límites de mandato eran una violación de los derechos humanos de los candidatos, lo que permitió a Morales presentarse a un cuarto mandato consecutivo sin precedentes.
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