Con 121 personas confirmadas muertas y otras 226 aún desaparecidas, según el más reciente recuento del sábado, el estallido de la presa de Brumadinho podría ser el desastre minero más mortal de Brasil.
El desastre representa un dolor de cabeza para el nuevo gobierno del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, cuya administración pro negocios debe hacer malabarismos con la ira del público por la tragedia.
Hildebrando Neto, viceministro de regulaciones ambientales de Minas Gerais, dijo a Reuters que toda la evidencia sugiere que la explosión fue causada por licuefacción, por lo que un material sólido como la arena pierde fuerza y rigidez y se comporta más como un líquido.
Neto dijo que la licuefacción causó el colapso de la presa Samarco en 2015, que causó la muerte de 19 personas.
Los principales canales de televisión brasileños obtuvieron dramáticos videos de cámaras de seguridad que muestran el colapso de la pared exterior de la presa y una avalancha de barro que aplasta árboles, casas y autos en su camino.
En un comunicado, Vale dijo que había estado cooperando con las autoridades y «brindando todo el apoyo a la población y las familias de los afectados».
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